Esta investigación nace de la preocupación e interés que me suscita el concepto del tiempo. Últimamente, su presencia se ha hecho mucho más intensa y perceptible, todo evoca a la misma. Nuestra relación con el tiempo este es difícil.
Con este proyecte se pretende interrogar la función de los sistemas de representación temporal, cuestionando el lenguaje con el que se articulan estos. El tiempo es algo que no tiene identidad física como tal, existe por el mero echo de que conocemos la existencia del concepto.
Encontramos el mecánico que sería el que marca un reloj y después el vivido que forma parte de nuestra experiencia. Entre estos existe un fuerte contraste de cómputo, nos puede parecer más corto o veloz según vamos avanzando de edad. Esto podría darse porque dejamos poco a poco de prestar atención a las cosas, entramos en repetición, las cosas nos parecen menos cambio y algo más repetitivo, por lo que las acciones se vuelven más habituales.
También se abre campo al sentido más amplio de la palabra, el tiempo no solo cómo temporalidad sino como factor ambiental y como este debe ser considerado como un indicador del tiempo social. Los fenómenos meteorológicos pueden afectar a las acciones cotidianas de nuestro día a día e incluso a nuestro estado de ánimo.
Se busca alterar la percepción lineal con la que concebimos el tiempo mientras se analiza las condiciones actuales de la experiencia temporal y se generan maneras representativas de este para pensar y cuestionarlo como un sistema de orientación en el mundo. Hablando también de la necesidad de organización de este que tenemos. La noción de un fluir de tiempo lineal imposible de retener, cosa que nos provoca un estado de malestar que no permite cuidarnos si no se realiza de manera sana.
En el modo ambiguo en el que establecemos actualmente una relación con este, cabe preguntar: ¿qué es lo que ponen de manifiesto los sistemas de medida del tiempo en la actualidad? ¿Hay alguna posibilidad de aludir al tiempo? ¿Cuál es la dimensionalidad de este?
Con este proyecte se pretende interrogar la función de los sistemas de representación temporal, cuestionando el lenguaje con el que se articulan estos. El tiempo es algo que no tiene identidad física como tal, existe por el mero echo de que conocemos la existencia del concepto.
Encontramos el mecánico que sería el que marca un reloj y después el vivido que forma parte de nuestra experiencia. Entre estos existe un fuerte contraste de cómputo, nos puede parecer más corto o veloz según vamos avanzando de edad. Esto podría darse porque dejamos poco a poco de prestar atención a las cosas, entramos en repetición, las cosas nos parecen menos cambio y algo más repetitivo, por lo que las acciones se vuelven más habituales.
También se abre campo al sentido más amplio de la palabra, el tiempo no solo cómo temporalidad sino como factor ambiental y como este debe ser considerado como un indicador del tiempo social. Los fenómenos meteorológicos pueden afectar a las acciones cotidianas de nuestro día a día e incluso a nuestro estado de ánimo.
Se busca alterar la percepción lineal con la que concebimos el tiempo mientras se analiza las condiciones actuales de la experiencia temporal y se generan maneras representativas de este para pensar y cuestionarlo como un sistema de orientación en el mundo. Hablando también de la necesidad de organización de este que tenemos. La noción de un fluir de tiempo lineal imposible de retener, cosa que nos provoca un estado de malestar que no permite cuidarnos si no se realiza de manera sana.
En el modo ambiguo en el que establecemos actualmente una relación con este, cabe preguntar: ¿qué es lo que ponen de manifiesto los sistemas de medida del tiempo en la actualidad? ¿Hay alguna posibilidad de aludir al tiempo? ¿Cuál es la dimensionalidad de este?